lunes, 29 de junio de 2009

Pino Solanas: Cine-debate en Colegio de Abogados de Capital Federal, martes 26 de mayo.

Poesía Nacional y Popular
Por Ana Casarini

El cineasta Pino Solanas presentó ayer la propuesta central de su partido, Proyecto Sur, en el Colegio de Abogados de la Capital Federal. Primero se proyectó el film “La Próxima Estación” y luego hubo un debate entre el candidato y el público.

Ese hombre de cabellos electrificados y de un blanco que envidiarían los jabones para la ropa, es un necio. O un ignorante. O un ingenuo. No se puede calificar de otra manera a Pino Solanas, el cineasta argentino que, después de tantas décadas dedicadas a documentar jugosos (horribles y osados) fragmentos de la realidad nacional, no sólo construye un partido político propio sino que también insiste, empecinado y empacado, en creer que Argentina puede ser otra cosa, algo completamente opuesto a lo se observa todos los días.


“Nuestra propuesta central es emancipadora – explicó Pino Solanas ayer, en el auditorio del primer piso del Colegio de Abogados de la Ciudad Autónoma-, queremos acabar con las grandes desigualdades, recuperar las rentas allí donde están para pasar del Estado regresivo del IVA a uno de tipo progresivo como ocurre en los países del norte, donde el que más tiene paga una tasa más alta de impuestos que el que menos tiene.”Entre el negro de la campera y el rojo del suéter, Pino aspira a una Argentina “donde la ética pública se instale desde la escuela y allí se enseñe a los chicos para tengan conciencia de los patrimonios que tiene el país y cada uno de nosotros como ciudadanos, porque nadie defiende lo que no sabe que tiene. Hablo de ética pública – explica- porque debe ser un infamante delito tocar ese patrimonio (yacimientos, trenes, plataforma marítima, minería, agua, etc.) ¡Juicio político público y oral a los corruptos que meten la mano en la lata de los bienes públicos!”Enraizado en una profunda “sensación de derrota y resignación”, el auditorio escucha desprevenido este discurso y siente ese temor propio de aquellos que descreen de los milagros y que ni se han imaginado la posibilidad de que haya “otro país”. Pino Solanas lo sabe: los ciudadanos han mamado por generaciones situaciones en las que se han visto sobrexigidos en sus fuerzas. Pero él insiste: “Si amamos al país, no debemos venir a participar una vez cada dos años en su construcción”.Entonces, apunta al corazón y dispara su dardo.La idea de comenzar las presentaciones públicas con la proyección del documental “La próxima estación” y continuarla con un debate, resulta novedosa y eficaz: delimita tanto el ánimo como la temática que regirá durante la audiencia.Ayer el público sólo ocupó tres cuartas partes de la sala pero los espacios huérfanos fueron llenados por el espíritu del film que, semejante a la figura de la Fama en Horacio o Virgilio, saltaba de un lado a otro, ocupándolo todo, juguetón y reflexivo, sin dar descanso.Entre Pino y sus films hay una relación de contigüidad tal que, luego de ver el documental de dos horas, los presenten quedaron la impresión de que la presencia del candidato en la sala se debía a que había saltado de la pantalla hacia el escenario. Lo cierto es que Pino Solanas, agotado por el trajín del día, llegó y se sentó frente a la audiencia con una sonrisa pícara. “Me cansé, ya hablé mucho, no puedo articular ninguna palabra más”, exclamó. Esto era cierto en los hechos (llegaba de dar una entrevista) pero en aquel contexto, la frase invitaba a una segunda impresión. Efectivamente, Pino había hablado con el espectador durante todo el film, le había mostrado cosas con su cámara y le había presentado a muchos personajes (argentinos anónimos de la mejor carne) que a juicio de Solanas merecían ser oídos.Qué extraño que, en un país donde no hay otra industria fílmica que no sea la independiente, (Pino mismo debe buscar subsidios en Francia para costear sus trabajos) un cineasta dedicado a mostrar lo más horrible y lo más bello que tenemos (la realidad), acaso pueda quedar tercero en las próximas elecciones.Este espíritu artístico acaso sea el mayor beneficio y la mayor dificultad con que él y Proyecto Sur se encuentren, porque obliga a su poseedor a ver la realidad de una manera diferente, a idealizar un futuro. Y eso genera desconfianza. En el imaginario común, las artes sirven para reflejar la realidad y criticarla, pero difícilmente son capaces de construir un escenario opuesto de manera fehaciente y concreta. “Todos nos conmovimos con su poesía –le comentó un porteño mayor a Solanas-, pero también sabemos que sin Poder no se puede hacer nada...”. A lo que Pino respondió: “Es cierto, pero el poder no se construye sin mayorías grandes que apoyen los proyectos. Por eso, aclaro que nos vamos a presentar en las presidenciales del 2011 y si ahí no llegamos, intentaremos en el 2015. No nos vamos a cansar, queremos ver al país unido.”


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